1475 - PRESENTACIÓN CLÍNICA, MICROBIOLOGÍA Y PRONÓSTICO DE LAS BACTERIEMIAS EN PACIENTES OCTOGENARIOS EN UN HOSPITAL TERCIARIO
Hospital Universitario Puerta de Hierro, Madrid, España.
Objetivos: Describir las bacteriemias en pacientes octogenarios en comparación con no octogenarios.
Métodos: Cohorte prospectiva de todos los episodios de bacteriemias en un hospital de tercer nivel, desde enero de 2021 a abril de 2023. Se dividieron a los pacientes en mayores y menores de 80 años.
Resultados: De 1.339 bacteriemias, 336 tuvieron lugar en octogenarios (25,1%). Estos pacientes octogenarios ingresaron con mayor frecuencia en servicios médicos (84,3 vs. 63,8%, p < 0,001), con menor frecuencia en la UCI (2,1 vs. 22,4%, p < 0,001). Los pacientes octogenarios eran mujeres más frecuentemente (44,6 vs. 33,3%, p < 0,001) y tenían mayor índice de Charlson (mediana 3 (RIQ 2-5 puntos) versus 2 (RIQA 1-4), p < 0,001), sobre todo por mayor frecuencia de diabetes mellitus (33,6 vs. 26,2%, p = 0,010), insuficiencia renal (31,0 vs. 22,0%, p < 0,001) y demencia 39,4 vs. 4,3%, p < 0,001). Fueron menos frecuentes en octogenarios el tumor hematológico (4,2 vs. 11,9%, p < 0,001) y trasplante (1,2 vs. 15,8%, p < 0,001). Respecto a la etiología de las bacteriemias, el microorganismo más frecuente fue E. coli (38,1 vs. 21%, p < 0,001), y menos frecuente Enterococcus spp. (6,5 vs. 14%, p < 0,001) y Candida spp. (2,4 vs. 5,3%, p = 0,033), sin diferencias en la frecuencia de otros microorganismos. La frecuencia de multirresistencia fue similar (28,0 vs. 30,0%, p = 0,528). En cuanto a la presentación, en octogenarios fue más frecuente la bacteriemia comunitaria (55,7 vs. 36,7%, p < 0,001) y menos frecuente la nosocomial (32,7 vs. 55,2%, p < 0,001). El foco genitourinario fue más frecuente en octogenarios (35,7 vs. 23,1%, p < 0,001), mientras que el vascular fue menos frecuente (16,1 vs. 28,4%, p < 0,001). Hubo un menor porcentaje de bacteriemia de brecha en pacientes no octogenarios (4,5 vs. 13%, p < 0,001), con una menor tendencia a padecer shock séptico (7,8 vs. 13,7%, p = 0,005), sin otras diferencias clínicas. En cuanto al manejo, se realizó menor control del foco con menos frecuencia en pacientes octogenarios (38,3 vs. 51,2%, p < 0,001), con mayor frecuencia antibiótico inicial inadecuado (32 vs. 24%, p = 0,004). La mortalidad a 30 días fue mayor en pacientes octogenarios (21,1 vs. 14,8%, p = 0,007). En el análisis multivariante, tras ajustar por todas las diferencias comentadas, ser paciente octogenario asoció de forma independiente mayor riesgo de mortalidad (odds ratio (OR) 2,21, intervalo de confianza 95% (IC95%) 1,37-3,56, p = 0,001). Se realizó un modelo de regresión logística para buscar factores asociados a mal pronóstico dentro de los pacientes octogenarios: shock séptico (OR 10,27, IC95% 3,77-27,97), y mayor Charlson (OR 1,12, IC95% 0,99-1,28) asociaron peor pronóstico, mientras foco urinario (OR 0,38, IC95% 0,16-0,92) y control de foco realizado (OR 0,30, IC95% 0,14-0,67) asociaron menor mortalidad.
Conclusiones: Las bacteriemias en pacientes de edad avanzada tuvieron un perfil clínico-microbiológico distinto y conllevaron una mayor mortalidad a los 30 días, a pesar de menor frecuencia de shock séptico, y en probable relación a un manejo subóptimo (menos control de foco y menos antibiótico inicial adecuado). Conocer las características clínicas y microbiológicas de las bacteriemias en octogenarios y los factores específicos asociados a mortalidad puede ayudar a optimizar el tratamiento en estos pacientes.