I-220 - EPIDEMIOLOGÍA Y MORTALIDAD EN UNA COHORTE DE PACIENTES CON ENDOCARDITIS INFECCIOSA
Servicio de Medicina Interna. Hospital Povisa S.A. Vigo (Pontevedra).
Objetivos: El objetivo de este estudio es describir y analizar las variables que se asocian con una mayor mortalidad.
Métodos: Se ha realizado un estudio observacional retrospectivo mediante la revisión de historias clínicas en un hospital de tercer nivel, de los pacientes diagnosticados de EI en el periodo comprendido entre 1996 y 2014.
Resultados: Se incluyeron 140 pacientes con diagnóstico de EI, con una edad media de 62,56 años (rango 24-88), 70,7% de varones. El origen de la EI fue adquirida en la comunidad en el 62,2%. La válvula afectada fue nativa el 69,3% de las EI, protésica tardía en un 19,7% y protésica precoz en el 10,7%. La válvula aórtica fue la más afectada (41,3%), seguida de la válvula mitral (34,8%), tricúspide (10,1%) y marcapasos/DAI (5,8%). Más de la mitad de los pacientes ingresaron por fiebre y un 72,9% tenían factores predisponentes. En el 62,8% de los casos no presentaban cardiopatía previa. Los dispositivos intravasculares más frecuentes fueron las prótesis valvulares (18,6%) y el marcapasos/desfibrilador (15,3%). En el 25,4% hubo embolización sistémica (5,2% cerebral), 45,5% insuficiencia cardíaca y 35,3% sedimento urinario patológico. En el ecocardiograma el 64,9% de los pacientes presentaban disfunción valvular moderada/grave. La etiología microbiológica fue: Streptococcus spp (29,4%, grupo viridans 21,1%), Staphylococcus aureus (20,3%; resistentes a meticilina 6,4%), Staphylococcus coagulasa negativa (18,8%), Enterococcus spp. (9,8%), bacilos gram negativos (1,6%), Gemella (1,5%), grupo HACEK (1,5%) y 17,3% no se identificó el microorganismo. El tratamiento empírico instaurado fue adecuado en el 83,5%. Presentaban indicación quirúrgica un 72,6% de las EI, realizándose urgente en el 43,4% de los pacientes; mientras que el 36,8% sólo recibió tratamiento médico. La mortalidad a 30 días fue de 20,7%. En el análisis univariante las variables que demostraron asociación estadísticamente significativa con un mayor grado de disfunción valvular fueron: los UDVP (OR 10,12 IC95% 2,11-48,41) y la indicación de cirugía (OR 0,167 IC95% 0,046-0,610). En cuanto a la mortalidad en los pacientes diabéticos fue menor 3,3% vs 29,2% (OR 0,084, IC95% 0,011-0,645, p 0,003). Se asociaron a mayor mortalidad el sedimento urinario patológico (OR 4,34 IC95% 1,44-13,02, p 0,006), la perforación valvular (OR 3,95 IC95% 1,05-14,83, p 0,03), ingreso en UCI (OR 5,40 IC95% 1,53-19,01 p 0,005), adquirida en la comunidad (OR 3,73 IC95% 1,30-10,63 p 0,01). La mortalidad en los pacientes en los que el tratamiento empírico fue adecuado es menor 38,9% vs 68,2% (OR 0,31 IC95% 0,10-0,92 p 0,03). También presentaron mayor mortalidad estadísticamente significativa la leucocitosis, insuficiencia renal, presencia de fístula valvular y resistencia a meticilina. En el análisis multivariante se asociaron a una mortalidad más elevada el sedimento urinario patológico (OR 3,69, IC95% 1,00-13,55, p 0,04) y el ingreso en UCI (OR 6,33, IC95% 1,23-32,50, p 0,02); mientras que el tratamiento empírico adecuado se asocia con una mortalidad menor (OR 0,16, IC95% 0,034-0,77, p 0,02).
Discusión: La endocarditis infecciosa en la última década ha cambiado su perfil epidemiológico. Existe un mayor número de EI relacionadas con los cuidados sanitarios, afecta a pacientes más ancianos, sin cardiopatía predisponente o con valvulopatía degenerativa. También hay un mayor uso de dispositivos intravasculares y de procedimientos invasivos con riesgo de bacteriemia. El tratamiento antimicrobiano empírico debe instaurarse lo antes posible, atendiendo al uso previo de antibióticos, existencia de válvula protésica o dispositivos intracardíacos y la epidemiología local de los patógenos.
Conclusiones: Existe un cambio en las características de los pacientes como se describe en la literatura, casi la mitad en nuestra serie tienen dispositivos intravasculares, son más ancianos y la mayoría no tienen cardiopatía predisponente. El tratamiento antimicrobiano adecuado condiciona una menor mortalidad.