IF-124 - CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Y DEMOGRÁFICAS DE LOS PACIENTES CON SUSPENSIÓN DE ANTIPALÚDICOS POR SOSPECHA DE TOXICIDAD OCULAR
1Unidad de Enfermedades Autoinmunes. Hospital Universitario Miguel Servet. Zaragoza. 2Servicio de Medicina Interna. Hospital General San Jorge. Huesca.
Objetivos: La retinopatía por antipalúdicos es una patología que, aunque es infrecuente, tiene la importancia de que las alteraciones maculares que produce pueden ser permanentes. El objetivo de nuestro estudio es describir las pruebas complementarias patológicas en los pacientes en los que se ha suspendido así como analizar los factores de riesgo asociados en pacientes tratados con antipalúdicos y si las alteraciones, fundamentalmente oculares, son reversibles tras su retirada.
Métodos: Se realizó un estudio descriptivo de 28 pacientes tratados con antipalúdicos (cloroquina: CQ, e hidroxicloroquina: HCQ) y valorados en la consulta de Oftalmología al año de tratamiento inicialmente, y posteriormente de forma anual tras cinco años de tratamiento. La variable principal fue la posible toxicidad que promueve la retirada del fármaco. Como variables secundarias se consideraron: tipo de antipalúdico, dosis diaria y acumulada de CQ e HCQ, duración del tratamiento, hepatopatía o retinopatía previas, preexistencia de retinopatía o maculopatía, pruebas oculares complementarias y persistencia de las lesiones tras la retirada del fármaco. Los datos se analizaron en el programa estadístico SPSS.
Resultados: Se suspendió tratamiento por sospecha de toxicidad ocular en el 5,94% de los pacientes tratados con antipalúdicos: 28 pacientes (26 mujeres y 2 varones) con una edad media de 42,2 ± 16,6 años al inicio del tratamiento. Hasta un 42,86% de los pacientes recibió CQ en algún momento de su evolución. Los antipalúdicos fueron indicados por diversas patologías (75% LES, 60,7% SAF, 35,7% Sjögren, 28,7% conectivopatía indiferenciada y 3,5% dermatomiositis). La media de duración del tratamiento con antipalúdicos fue de 67,4 ± 34,2 meses, con una dosis acumulada media de HCQ de 1.005 ± 576 mg y de CQ de 1.450 ± 805 mg. Las patologías concomitantes que se encontraron fueron la hipertensión arterial (32,14%), hepatopatía y nefropatía (7,14% respectivamente) y diabetes (3,5%). En ningún caso se objetivó maculopatía ni retinopatía previas. En la mayoría de los pacientes se realizó un examen ocular mediante fondo de ojo y campo visual mientras que únicamente en el 14,3% se llevó a cabo una prueba objetiva, que en todos los casos, fue una tomografía de coherencia óptica de dominio espectral. Las lesiones que se evidenciaron fueron: edema macular (32,1%), escotoma (28,6%), alteraciones inespecíficas del EPR (10,7%) y atrofia retiniana (3,6%). El 40% de los pacientes fueron reevaluados tras el cese de tratamiento objetivándose persistencia de la lesión ocular en casi un tercio de los casos.
Discusión: Es fundamental la detección de los primeros signos de toxicidad, cuando las alteraciones pueden ser reversibles Una dosis diaria excesiva (6,5 mg/Kg/día) y una dosis acumulada de 1,000 g se han relaciona con una mayor riesgo de desarrollar toxicidad así como el uso de HCQ durante más de 5 años, la edad mayor de 60 años, la disfunción renal o hepática y la maculopatía o retinopatía concomitantes.
Conclusiones: En nuestro centro se objetivó una baja incidencia de toxicidad ocular, siendo más frecuente en aquellos pacientes que fueron tratados con CQ, también en aquellos sometidos a una exposición prolongada y con una alta dosis acumulada. Sin embargo, las pruebas objetivas oculares (OCT, EMR...) que pueden ayudar en la detección precoz de las lesiones son poco utilizadas.