T-028 - RIESGO DE SANGRADO TRAS EL INICIO DE TRATAMIENTO MÉDICO EN PACIENTES CON DIAGNÓSTICO DE TROMBOEMBOLISMO PULMONAR
Medicina Interna. Hospital Universitario Rey Juan Carlos. Móstoles (Madrid).
Objetivos: Los objetivos del tratamiento inicial del tromboembolismo pulmonar (TEP) son la estabilización médica del paciente, el alivio de los síntomas, la resolución de la obstrucción vascular y por último la prevención de las recurrencias. La gran mayoría de los pacientes con TEP son tratados con anticoagulación, y un grupo menor requiere el empleo de fibrinolíticos u otras medidas intervencionistas como son el filtro de vena cava o la embolectomía. En este trabajo nos planteamos como objetivo valorar nuestra tasa de sangrado mayor, menor y desarrollo de anemia en los tres primeros meses tras el diagnóstico TEP.
Material y métodos: Se realizó un estudio descriptivo, observacional y retrospectivo incluyéndose aquellos pacientes con diagnóstico principal al alta de tromboembolismo pulmonar, ingresados en el Servicio de Medicina Interna de enero a diciembre de 2017. Se han analizado variables bio-demográficas, antecedentes patológicos, comorbilidades, factores de riesgo para el desarrollo de TEP, síntomas, signos, así como acontecimientos (recurrencia, hemorragia y muerte por cualquier causa) a los 3 meses. Todas estas variables han sido recogidas en un registro específico.
Resultados: Se diagnosticaron un total de 120 casos de TEP no incidentales durante este periodo; de ellos, 100 pacientes (83,3%) eran mayores de 50 años y 20 (16,7%) menores de 50 años. El 5,8% (7 pacientes) presentaron un sangrado mayor, el 10,8% (13) sangrado menor y el 83,3% (n = 100) no presentaron sangrado alguno desde el momento del diagnóstico o en los siguientes 3 meses. Se analizó el sangrado entre los mayores (16,67%) y menores de 50 años (3,33%) sin encontrar diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos (p = 0,27). Se emplearon filtros de vena cava transitorios en 8 pacientes (6,7%). El 29,2% de nuestros pacientes desarrollaron anemia, frente a un 70,8% que no la presentaron en el momento del diagnóstico y seguimiento posterior. Así mismo al analizar el desarrollo de anemia entre los mayores y menores de 50 años (32% vs 15%), no se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos, por lo que la edad no parecer ser un factor protector en nuestra muestra (p = 0,17). En cuanto al empleo de fibrinolíticos, estos fueron empleados en 7 pacientes (5,8%), y sólo dos de ellos presentaron algún tipo de sangrado.
Discusión: En nuestra muestra el 16,66% de los pacientes presentaron algún tipo de sangrado durante el diagnóstico y seguimiento, y de éstos, 7 pacientes (5,8%) tuvieron un sangrado mayor que requirió de la colocación de un filtro de vena cava y suspensión del tratamiento anticoagulante. La edad no parece ser un factor que influya en el desarrollo de sangrado o anemia. Teniendo en cuenta el desarrollo de anemia y/o sangrado con la anticoagulación y/o empleo de fibrinolíticos, es necesario el empleo de escalas de riesgo hemorrágico que nos ayuden en la clasificación inicial de nuestros pacientes.
Conclusiones: El 16,66% de los pacientes presentaron algún tipo de sangrado durante el diagnóstico y seguimiento, y de éstos, 7 pacientes (5,8%) tuvieron un sangrado mayor siendo necesaria la colocación de un filtro de vena cava y suspensión del tratamiento anticoagulante. Ser más joven no parece ser un factor protector frente al desarrollo de sangrado o anemia, en los pacientes con diagnóstico de TEP en el momento del diagnóstico o en los 3 siguientes meses. Son necesarias escalas de riesgo hemorrágico suficientemente validadas en pacientes anticoagulados por un episodio de ETEV.