1582 - FRAGILIDAD EN PACIENTES MUY MAYORES HOSPITALIZADOS EN MEDICINA INTERNA
Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. Las Palmas de Gran Canaria.
Objetivos: Analizar la prevalencia de fragilidad y los factores relacionados con la misma, en pacientes con edad muy avanzada ingresados en un servicio de Medicina Interna.
Métodos: Estudio observacional prospectivo incluyendo a todo paciente con edad ≥ 85 años ingresado en Medicina Interna de un Hospital de tercer nivel durante tres meses. Se excluyeron los pacientes con ingreso inferior a cinco días o que rechazaron participar en el estudio. Se recogieron las características demográficas, antecedentes personales, comorbilidades incluyendo los índices Charlson y PROFUND, situación funcional mediante índice Barthel, mental (test de Pfeiffer), anímica (escala de Yesavage), nutricional (MNA-SF) y fragilidad según la escala FRAIL. Además, se recogió la presencia de cuidador, tratamiento farmacológico, actividad física, alteraciones visuales o auditivas y caídas. Para comparar variables categóricas se utilizó el test chi cuadrado y para comparar variables cuantitativas el test t-Student o U de Mann Whitney según la distribución fuera o no normal.
Resultados: Se incluyeron 101 pacientes, 50 mujeres (59,4%) y 41 varones (40,6%) con edad media de 88,8 años (DE 2,8). Dos tercios residían en ciudad (67 pacientes), un 20% vivían solos y el 6% en residencias. La mayoría (80; 79,2%) tenía cuidador. Deambulaban fuera del domicilio 43 pacientes (42,6%). El control del tratamiento era predominantemente externo (65 pacientes, 64,4%) con una media de fármacos al ingreso de 11 (± 4) y al alta de 10 (± 3,8). Las patologías más prevalentes fueron hipertensión arterial (91,1%), dislipemia (65,3%), insuficiencia cardíaca (62,4%) y enfermedad renal crónica (60,4%). La media del índice de Charlson fue 2,54. El 35% de los pacientes (35) tenían dependencia al menos moderada para las ABVD y un número similar presentaba deterioro cognitivo mediante el test de Pffeifer. Casi la mitad de los pacientes (45; 44,6%) tenían fragilidad según la escala FRAIL. La mortalidad hospitalaria fue del 16% (15 pacientes). La fragilidad no se relacionó con la edad (p = 0,77), ni con el sexo (p = 0,16), incluso tras ajustar el sexo por edad. Tampoco se asoció con la puntuación del índice Charlson (p = 0,37). Sin embargo, sí existía relación entre fragilidad y el índice PROFUND (p = 0,001), el índice de Barthel (p < 0,001), el test de Pfeiffer y con escala Yesavage (p = 0,008 para ambos), además con el estado nutricional según MNA-SF (p < 0,001).
Discusión: Centrar el enfoque exclusivamente en la edad cronológica y comorbilidades no refleja adecuadamente el concepto de fragilidad en los pacientes muy mayores. Además de evaluar índices pronósticos que incluyen comorbilidades como el Charlson o el PROFUND, utilizar escalas que evalúan otras dimensiones como situación mental, funcional y nutricional (test de Pfeiffer, índice de Barthel y MNA-SF) en pacientes de edad muy avanzada forma parte de la valoración geriátrica integral que nos aproxima a la situación real del paciente y la presencia de fragilidad que podría incidir en su calidad de vida.
Conclusiones: En nuestro registro de pacientes muy mayores, la fragilidad está estrechamente relacionada con la situación funcional, mental y nutricional, sin asociarse con la edad o comorbilidades. En una población cada vez más longeva resulta fundamental realizar una valoración geriátrica integral.