1763 - EVENTOS VASCULARES RETINIANOS Y RIESGO DE DESARROLLO DE NEOPLASIAS
1Servicio de Medicina Interna, Hospital Universitario de Canarias, San Cristóbal de La Laguna. 2Departamento de Medicina Interna, Dermatología y Psiquiatría. Universidad de La Laguna, San Cristóbal de La Laguna.
Objetivos: Dentro de los síndromes paraneoplásicos, la trombosis venosa de localización atípica es uno de los más frecuentes. Sin embargo, no es bien conocida la relación entre trombosis venosa retiniana y riesgo de desarrollo de neoplasias. El objetivo del presente trabajo es analizar qué factores influyen en el desarrollo de neoplasias en una cohorte de pacientes con evento vascular retiniano remitidos desde oftalmología a la consulta de Riesgo Vascular de Medicina Interna.
Métodos: Se incluyen de forma prospectiva 544 pacientes (53% varones) de edad media 63,9 ± 12,7 años, remitidos desde la consulta externa de Oftalmología tras un evento vascular retiniano. Se realizó historia clínica completa con antecedentes personales y familiares relevantes, exploración física, toma de presión arterial (3 determinaciones y cálculo de la media), peso, talla, análisis y pruebas de imagen pertinentes según criterio médico. Se realizó seguimiento ambulatorio semestral o anual durante una media de 165 ± 63 meses. Se recogió la incidencia de neoplasias durante el período de seguimiento.
Resultados: De los 554 pacientes evaluados, 67% sufrieron una trombosis venosa retiniana, 20% neuropatía óptica isquémica y 11% embolia de la arteria central de la retina. De este grupo 99 desarrollaron neoplasias (18%), las más frecuentes fueron colon (n = 19), próstata (n = 19), mama (n = 10) y pulmón (n = 7). Del grupo 51% eran hipertensos, 41% dislipémicos, 27% eran diabéticos, 16% fumadores y un 39% exfumadores, 14% consumía alcohol y un 4% padecían EPOC. La trombosis venosa retiniana se relacionó con el desarrollo de neoplasias (LR = 3,89, p = 0,049; Breslow = 8,52; p = 0,004), al igual que ser exfumador (LR = 27,19, p < 0,001; Breslow = 23,20, p < 0,001), sexo masculino (LR = 4,77, p = 0,029; Breslow = 3,86, p = 0,049) y edad superior a la mediana (LR = 21,96; p < 0,001; Breslow = 25,66, p < 0,001). Otros factores fueron valores de fibrinógeno (LR = 4,75, p = 0,029; Breslow = 3,95, p = 0,047), HbA1C (LR = 2,90, p = 0,089; Breslow = 8,61, p = 0,003) y homocisteína (LR = 9,73, p = 0,002; Breslow = 10,41, p = 0,001 superiores a la mediana. Valores inferiores a la mediana de Colesterol total (LR = 4,38, p = 0,036; Breslow = 6,69, p = 0,010), HDL (LR = 5,10, p = 0,024; Breslow = 3,21, p = 0,073), Calcio (LR = 8,58, p = 0,003; Breslow = 5,91, p = 0,015) y MDRD (LR = 6,54, p = 0,011; Breslow = 5,90, p = 0,015) se relacionaron con el desarrollo de neoplasias. En la regresión de COX valores de calcio por debajo de la mediana (p = 0,002), HbA1C superior a la mediana (p = 0,040) y tabaco (p = 0,043) se relacionaron de forma independiente con el desarrollo de neoplasias.
Discusión: Es muy debatido si es adecuado o no realizar estudios extensos para detectar neoplasias ocultas tras fenómenos tromboembólicos idiopáticos. La trombosis venosa retiniana, aunque de localización inusual, también puede ser una forma de presentación de neoplasias ocultas u otras enfermedades sistémicas. Esto resalta la importancia de un estudio exhaustivo, valorar individualmente cada caso y realizar un seguimiento estrecho de estos pacientes.
Conclusiones: La trombosis venosa retiniana se relaciona con la aparición de neoplasias durante el seguimiento, lo que justifica una vigilancia activa de estos enfermos.