Agradecemos los comentarios realizados a nuestro artículo publicado en Revista Clínica Española1 y procedemos a responder las cuestiones formuladas. Nuestro estudio epidemiológico describe un marco de inmunidad humoral asociada a la prevalencia de anticuerpos neutralizantes frente a SARS-CoV-2 inducidos tras dos dosis de la vacuna BNT162b2 (Pfizer–BioNTech) en un colectivo sanitario. A este grupo profesional de interés prioritario en España, de acuerdo con las estrategias de vacunación, le fueron administradas dosis de la vacuna BNT162b2 (Pfizer–BioNTech) de forma generalizada, como refleja nuestro estudio ya que el 97,5% de los sujetos participantes recibió este tipo de vacuna. En un estudio similar en otro contexto poblacional fue considerada la respuesta a otros tipos de vacuna2.
Como reflejan nuestros resultados, de los aproximadamente 1.500 trabajadores sanitarios del área de salud, fueron contactados un 90,1% (1.352/1.500), participando en las pruebas serológicas un 72,3% (977/1.352), de los que contestaron de forma completa el cuestionario un 98,7% (964/977). La participación fue voluntaria por lo que los datos demográficos y clínicos obtenidos del total de la muestra corresponden al 64,3% (964/1.500) del total de trabajadores del área de salud. Es una muestra representativa, dado que el tamaño muestral estimado para una población finita como la de este estudio (1.500), considerando una estimación de±3%, suponiendo en el caso más desfavorable una prevalencia del 0,5, una significación del 0,05 resulta ser de 625 sujetos, valor ampliamente superado en nuestro estudio. La selección de participantes no fue aleatoria sino por inundación, todo el personal sanitario fue invitado a participar. Considerando que la inmensa mayoría de este colectivo de riesgo estaba vacunado, la positividad o no de anticuerpos no es voluntaria, por tanto, se minimiza el posible sesgo de selección.
Respecto a la afirmación sobre que el estudio no proporcionaba información sobre características específicas de los participantes con anticuerpos positivos, la tabla 21 refiere variables para este grupo como: edad, sexo, tiempo desde la última dosis, infección previa por SARS-CoV-2, comorbilidad, otras infecciones recientes, tipo de vacuna recibida y número de dosis administradas. Lo que contradice la afirmación que se realiza a continuación en la carta: «El estudio no investigó otros factores potenciales que puedan influir en la presencia de anticuerpos neutralizantes, como el tipo de vacuna o las condiciones de salud subyacentes».
El 18,2% de los sujetos presentaba alguna enfermedad crónica que podría afectar a la producción de anticuerpos, como en el caso de enfermedades con compromiso inmunológico3 (oncológicos, inmunodeprimidos, etc.), que podrían influir en la presencia o no de anticuerpos neutralizantes. Esta posible influencia no ha resultado significativa en nuestro estudio.
Aumentar la tasa de participación no garantiza mayor representatividad para un grupo poblacional en el que se ha producido el efecto vacunación en todos los participantes. La afirmación siguiente, «se debería considerar explorar factores adicionales que puedan influir en la presencia de anticuerpos, como el tipo de vacuna, las comorbilidades o las variaciones de la respuesta inmunitaria», es redundante y ya se ha contestado con anterioridad.