Conocer el abuso real de anabolizantes esteroideos por parte de deportistas no profesionales en nuestro medio, así como las acciones y efectos secundarios derivados de éstos.
MétodosEstudio observacional analítico realizado desde mayo de 1997 a noviembre de 1998. Se estudian 43 ciclos de tratamiento con anabolizantes esteroideos en 39 deportistas varones. La dieta y el entrenamiento fueron estandarizados para todos los participantes y se comprobó, mediante un grupo control, que el grupo problema partía de una situación basal.
ResultadosLa duración de los tratamientos fue de seis semanas y la dosis total media de 2.928 mg. En el grupo problema hubo diferencias significativas entre los valores basales y postratamiento en: transaminasas (aspartato aminotransferasa [AST]: 29,8 frente a 45,0 U/l, p < 0,001; alamina aminotransferasa [ALT]: 32,9 frente a 51,4 U/l, p < 0,001), colesterol: colesterol HDL (31,4 frente a 19,7 mg/dl, p < 0,01), colesterol LDL (145,9 frente a 173,5 mg/dl, p < 0,01), hormona luteinizante (LH) (2,1 frente a 0,2 U/l, p < 0,001), hormona folículo-estimulante (FSH) (3,3 frente a 0,4 U/l, p < 0,001), testosterona libre (14,4 frente a 34,0 pg/ml, p < 0,001), 17-b-estradiol y área muscular del brazo (98,8 frente a 103,7 cm2, p < 0,001). La inclusión de testosterona en el tratamiento introdujo una diferencia significativa respecto al uso de anabolizantes sintéticos solos, en la testosterona total (4,5 frente a 0,9 ng/ml, p < 0,001) y 17-b-estradiol, pero no en la testosterona libre ni el área muscular del brazo. Un 84,6% de los individuos del grupo problema declaró hacer dos ciclos de tratamiento al año.
ConclusionesEl uso de anabolizantes esteroideos aumenta la masa muscular magra. Los efectos secundarios más relevantes son: elevación de las transaminasas, alteración del perfil lipídico y supresión del eje hipotálamo-hipófisis-gonadal. La inclusión de testosterona no proporciona un mayor aumento de la masa muscular magra.
To know the actual abuse of anabolic steroids by amateur athletes in our environment as well as actions and secondary effects resulting from such abuse.
MethodsAnalytical observational study from May 1997 to November 1998. Forty-three therapy courses with anabolic steroids among 39 male athletes were studied. Diet and training were standardized for all participants. A verification was made that the test group started from a basal state.
ResultsDuration of therapy was 6 weeks and the mean total dose was 2,928 mg. Significant differences were found in the test group regarding basal and post-therapy values for: transaminases (AST: 29.8 vs 45.0 IU/l, p < 0.001. ALT: 32,9 vs 51.4 IU/l, p < 0.01), cholesterol, HDL-cholesterol (31.4 vs 19.7 mg/dl, p < 0.01), LDL-cholesterol (145,9 vs 173,5 mg/dl, p < 0,01), LH (2.1 vs 0.2 U/l, p < 0.001), FSH (3.3 vs 0.4 U/l, p < 0.001), free testosterone (14.4 vs 34.0 pg/ml, p < 0.001), 17-b-estradiol and arm muscular section (98.8 vs 103.7 cm2, p < 0.001). The inclusion of testosterone in therapy introduced a significant difference with respect to the use of synthetic anabolic agents alone, in total testorestone (4.5 vs 0.9 ng/ml, p < 0.001) and 17-b-oestradiol, but neither with respect to free testoterone nor arm muscular section. An 84.6% of individuals in the problem group stated to complete two therapy courses in a year.
ConclusionsThe use of anabolic steroids increases the lean muscular mass. The most relevant secondary effects included: increased transaminase serum levels, change in the lipid profile and suppression of the hypothalamuspituitary gland-gonad axis. The inclusion of testosterone did not increase the lean muscular mass.
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