Sr. Director:
En la Comunidad Valenciana habían sido comunicados hasta el momento actual 6 casos de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)-2, desconociéndose la progresión a síndrome de la inmunodeficiencia adquirida (sida) de los mismos (tres en Alicante y tres en Valencia). Recientemente hemos tenido ocasión de diagnosticar un nuevo caso (séptimo en nuestra comunidad) en el que se ha constatado la evolución a sida.
Se trataba de un varón senegalés de 42 años, comerciente de cerámicas, establecido en España desde hacía dos años, que consultó por presentar disuria y hematuria en los últimos tres días. Refería además orinas espumosas de más larga evolución, sin otra sintomatología destacable. Como antecedentes, hace 5 años había sido tratado por una tuberculosis pulmonar durante un año en su país. A la exploración se encontraba febril, con temperaturas de hasta 38-39° C, sin escalofríos. Presión arterial (PA) de 120/80 mmHg. Roncus diseminados a la auscultación pulmonar. Próstata aumentada de tamaño y dolorosa, siendo el resto normal, sin apreciarse edemas, adenopatías periféricas, mu-guet ni leucoplasia vellosa oral. En cuanto a los resultados de las exploraciones complementarias destacaban: anemia normocítica normocrómica (Hb: 9,1 g/dl), siendo las cifras de leucocitos, linfocitos y plaquetas normales. El análisis bioquímico mostraba urea de 56 mg/dl; creatinina, 1,2 mg/dl; GOT, 39 U/l; LDH, 209 U/l; proteínas totales de 10,6 g/l, siendo la albúmina el 19,1% y las gammaglobulinas el 60% (gammapatía policlonal IgA, IgG, IgM), velocidad de sedimentación globular (VSG) de 140 mm/h, beta-2- microblobulina 6,41. Anticuerpos anti-VIH-2 positivos por técnica de ELISA. En el análisis de orina apareció microhematuria y proteinuria de 10 g/d. La tinción de Ziehl-Nielsen en esputo, orina y lavado broncoalveolar fue negativa. En esputo, el cultivo de Lowenstein fue positivo para Micobacterium tuberculosis. El cociente DC4/CD8 era de 0,11 (Cd4: 151,106/l; CD8: 1.414,106/l). En la radiografía de tórax había un nódulo en lóbulo pulmonar medio derecho, homogéneo y bien delimitado, próximo a cisura, de 3 cm de tamaño. En la tomografía computarizada (TC) toracoabdominal aparecía el mismo nódulo y adenopatías retroperitoneales, paraaórticas izquierdas por debajo de la salida de las venas renales de aspecto heterogéneo con captación central de contraste. En el lavado broncoalveolar creció Micobacterium tuberculosis. Se inició seguidamente terapia antituberculosa con isoniazida, pirazinamida y etambutol y antirretrovírico con zidovudina (AZT) y lamivudina (3TC).
El VIH-2 fue identificado por primera vez en 1986 en dos pacientes africanos con sida 1. El epicentro geográfico se encuentra en África occidental: Guinea-Bissau, Senegal, Costa de Marfil y Camerún. La incidencia disminuye centrípetamente en los países circundantes 2. En Europa ya hay descritos más de un millar de casos, mayormente en población inmigrante, siendo los países con mayor prevalencia Francia y Portugal 3,4. En España los primeros casos se registraron en 1988 en tres inmigrantes africanos residentes en el Maresme (Barcelona) 5. Desde entonces hasta ahora hay registrados 99 casos (tanto de forma aislada como en coinfección con el VIH-1) concentrados fundamentalmente en Madrid y Barcelona, y sólo 6 casos en nuestra comunidad 6,7.
El VIH-2 tiene mayor variabilidad genética que el VIH-1, con 7 subtipos diferentes denominados de la A a la G 8. El subtipo A es el más patogénico y el más frecuente a nivel global 9. Su transmisibilidad y patogenicidad parecen ser menores con un mayor tiempo de latencia desde la adquisición de la infección hasta el desarrollo de signos de inmunodeficiencia y también de supervivencia desde el diagnóstico de sida 10. Además, las personas infectadas por el VIH-2 tienen menores niveles de viremia, especialmente durante los estados asintomáticos. La sensibilidad a los antirre-trovíricos es distinta; es resistente de forma intrínseca a la nevirapina y el grado de sensibilidad a los inhibidores de proteasas es variable 2. El tratamiento debe iniciarse con CD4 inferiores a 500 ml y/o manifestaciones de inmunodepresión.
El aumento creciente de la inmigración africana en nuestro medio nos debe alertar en la búsqueda del diagnóstico de infección por el VIH-2 tanto en los pacientes como en sus parejas sexuales, teniendo en cuenta la posibilidad de formas de presentación y evolución de la enfermedad diferentes a las acostumbradas para el VIH-1.