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Vol. 214. Núm. 9.
Páginas 521-528 (diciembre 2014)
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Vol. 214. Núm. 9.
Páginas 521-528 (diciembre 2014)
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Diabetes mellitus tipo 2 en el paciente anciano institucionalizado
Type 2 diabetes mellitus in elderly institutionalized patients
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M. Cano Megiasa,
Autor para correspondencia
mcanomegias@gmail.com

Autor para correspondencia.
, P. Guisado Vascob
a Servicio de Nefrología, Hospital Universitario Príncipe de Asturias, Alcalá de Henares, Madrid, España
b Servicio de Medicina Interna, Hospital Quirón San Camilo, Madrid, España
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Rev Clin Esp. 2014;214:517-810.1016/j.rce.2014.07.006
G. Smith, L. Hayes
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Tabla 1. Objetivos para el tratamiento de la diabetes en el anciano institucionalizado
Tabla 2. Recomendaciones generales del tratamiento de la diabetes en el anciano institucionalizado
Tabla 3. Resumen de las principales características de los fármacos hipoglucemiantes de uso en el anciano frágil
Tabla 4. Aspectos clínicos importantes a tener en cuenta en el tratamiento del paciente anciano institucionalizado:
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Resumen

Una mujer de 93 años de edad ingresa en una planta de hospitalización convencional por una infección respiratoria aguda. La paciente tiene diabetes mellitus tipo 2 de unos 15 años de evolución y no presenta otras comorbilidades asociadas, salvo progresiva dependencia por senescencia y un ingreso hospitalario previo por neumonía hace 6 meses; actualmente vive en una residencia asistida. En un análisis reciente tenía una HbA1c de 7,8%, con una creatinina sérica de 1,3mg/dl (MDRD: 45ml/min). Su tratamiento habitual consistía en glibenclamida 5mg al día y metformina 850mg cada 12h. ¿Qué pauta debemos seguir una vez hospitalizada? ¿Precisa de alguna modificación de su tratamiento al alta?

Palabras clave:
Diabetes mellitus tipo 2
Ancianos
Institucionalizados
Abstract

A 93-year-old woman is admitted to a conventional hospital ward for an acute respiratory infection. The patient has type 2 diabetes mellitus of approximately 15 years evolution and has no other associated comorbidities, except for progressive dependence due to senescence and a previous hospitalization for pneumonia 6 months ago. She is currently in an assisted-living residence. A recent laboratory test revealed an HbA1c level of 7.8%, with a serum creatinine level of 1.3mg/dl (MDRD, 45ml/min). Her standard treatment consists of 5mg of glibenclamide a day and 850mg of metformin every 12hours. What regimen should we follow once she is hospitalized? Does she require any change in her treatment at discharge?

Keywords:
Diabetes mellitus tipo 2
Older people
Home nursing care
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El problema clínico

Hoy en día, la prevalencia de la diabetes mellitus (DM) se está incrementando debido al aumento de la población, siendo la edad uno de los principales determinantes de este aumento. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los sujetos mayores de 60 años de edad forman parte de la población anciana. Pero esta definición no considera la falta de correlación entre la edad biológica y cronológica, por lo que otras variables como el estado funcional, las comorbilidades y la fragilidad serian necesarias para definir esta categoría1. Sin embargo, esta definición se ha utilizado en el diseño de numerosos trabajos sobre la población anciana y la diabetes.

En el año 2030 se estima que el número de personas con DM mayores de 64 años será de 82 millones en los países en vías de desarrollo y de más de 48 millones en los países desarrollados, agrupados según el informe para el desarrollo humano de la ONU de 19932.

En nuestro medio, y teniendo en cuenta la definición de la ONU de 2001 (en su informe sobre la salud de pacientes con discapacidad), definiremos a la población anciana institucionalizada como aquella que reside en centros (tanto públicos como privados) diseñados sobre todo –aunque no únicamente– para proporcionar cuidados crónicos de salud, y que suponen un cambio del medio comunitario habitual del paciente.

La prevalencia de DM en la población anciana e institucionalizada es difícil de determinar, ya que no hay establecidos protocolos de screening, al tratarse de una población heterogénea en cuanto a sus capacidades intelectuales, sociales y físicas. Algunos estudios a finales del siglo pasado objetivaron una prevalencia de DM que oscilaba entre el 10 y el 26%3–10.

En España, la prevalencia estimada de diabetes en la población mayor de 65 años es del 15%, alcanzando el 20% en los mayores de 80 años11,12. En el estudio Di@bet.es se objetivó13, en el grupo de 61-75 años, una prevalencia de diabetes conocida y desconocida del 21,7 y 14,3%, respectivamente, con cifras parecidas del 21,9 y 17,4% en los mayores de 76 años. Sin embargo, en este estudio se excluyeron a los sujetos institucionalizados. Por lo tanto, actualmente en España no existen datos claros de la prevalencia de DM en pacientes institucionalizados.

¿Qué test de detección de la diabetes mellitus se debería utilizar en el anciano institucionalizado?

En los ancianos institucionalizados con DM no conocida, la realización de un test de sobrecarga oral de 75g de glucosa (SOG) puede llegar a detectar una prevalencia de intolerancia hidrocarbonada del 30% y de DM del 14-15%5,6.

Sin embargo, el problema principal es la detección de estas alteraciones, ya que el test de referencia, la SOG, es una prueba con poca adherencia en este tipo de población. Además, el uso de la glucemia plasmática en ayunas (GPA) como herramienta de screening no está bien validada. Aspray et al.7 estudiaron como test de screening de DM una GPA>110mg/dl, y una glucemia posprandial 2h tras la ingesta (GPP)>200mg/dl, en una cohorte de ancianos en los que eran diabéticos conocidos el 11,4%. Los autores objetivaron que la GPA alcanzaba una sensibilidad del 71%, con un valor predictivo negativo (VPN) del 97%; en el caso de la GPP, se obtuvo una sensibilidad del 43% y un VPN del 95%. De esta forma, la prevalencia de DM no diagnosticada fue del 8%, ascendiendo el diagnóstico global a un 20%, incluso con una mayor prevalencia de DM en aquellos ancianos con deterioro cognitivo. Los autores argumentan que el uso de la GPA aislada en este tipo de población dejaría sin diagnosticar a muchos pacientes, puesto que los sujetos ancianos diabéticos más delgados tienen, sobre todo, una alteración en la liberación de insulina como respuesta a la ingesta, por lo que es poco frecuente que tengan una alteración en la GPA aislada. Por tanto, los autores recomiendan realizar ambas pruebas como test de screening, sobre todo, en los ancianos frágiles, en los cuales no es posible realizar una SOG7.

Al igual que la GPA, el uso de HbA1c en la población anciana puede infraestimar el diagnóstico de DM. En el estudio de Hayes et al.8, la proporción de casos con DM sin diagnosticar fue del 28%, usando el criterio de HbA1c>6,5%, y del 37% usando como prueba diagnóstica la SOG. A nivel europeo, el estudio Diabetes Epidemiology Collaborative analysis Of Diagnostic criteria in Europe (DECODE) objetivó que la GPP aumenta de forma lineal con la edad, mientras que no lo hace la GPA, siendo, por tanto, la medición adicional de la GPP el principal motivo del incremento de la prevalencia de DM desconocida en estas edades9.

Los efectos deletéreos de la hipoglucemia

En los diabéticos añosos, los síntomas de hipoglucemia son menos marcados, más inespecíficos, con más episodios que pueden pasar desapercibidos, y con un menor lapso de tiempo entre los síntomas adrenérgicos y neuroglucopénicos en comparación con los más jóvenes14.

En general, los factores de riesgo de hipoglucemia en el anciano diabético son: la fragilidad, la edad avanzada, la polimedicación, la hospitalización reciente, la malnutrición, el uso de insulina o sulfunilureas de vida media larga, la enfermedad intercurrente aguda, las hipoglucemias asintomáticas previas y la alteración de la respuesta contrarreguladora14–19.

Un estudio europeo de base poblacional encontró tasas de hipoglucemia grave comprendidas entre el 0,4 y el 1,5 por 100 pacientes/año en sujetos tratados con hipoglucemiantes orales e insulina, respectivamente15. Las tasas de hipoglucemia grave (por 100 personas-año) en ancianos alcanzan el 1,23 (IC 95%: 1,08-1,38) en los usuarios de las sulfunilureas y el 2,76 (IC 95%: 2,47-3,06) entre los usuarios de insulina16.

Los datos sobre el paciente institucionalizado son muy escasos. En estos pacientes la hipoglucemia es multifactorial y no solo es debida al excesivo control glucémico, ya que también depende de las comorbilidades asociadas, la polifarmacia y la pérdida de peso y apetito19.

Las consecuencias de la hipoglucemia en este tipo de población son: una mayor incidencia de ictus, deterioro cognitivo, síndrome coronario agudo, taquiarritmias graves, caídas y fracturas de cadera20. También en los ancianos hospitalizados se asocia a un aumento de los días de ingreso (2,8 días más si había una hipoglucemia respecto a los pacientes sin hipoglucemia). Es más, cada día adicional con hipoglucemia se asoció con un aumento de la odds ratio del 85,3% de muerte hospitalaria (p=0,009) y del 65,8% (p<0,001) de muerte al año desde el alta hospitalaria21.

Tanto en el estudio ADVANCE22 como en la cohorte ACCORD23, en pacientes ancianos con DM tipo 2 y alto riesgo cardiovascular, no se demostró una disminución significativa de la mortalidad ni de los eventos cardiovasculares en el control glucémico intensivo. Posteriormente se realizaron diversos subanálisis buscando si el origen de este incremento de mortalidad podría haber estado relacionada con eventos de hipoglucemia24,25. McCoy et al.26 objetivaron que la mortalidad a los 5 años en pacientes diabéticos con hipoglucemias severas era mayor que en aquellos con episodios leves o sin hipoglucemia (23,7 vs. 13%; p=0,01), concluyendo que la hipoglucemia en sí misma podría ser un marcador de fragilidad y vulnerabilidad.

También se ha encontrado una asociación significativa en ancianos con DM tipo 2 entre los episodios de hipoglucemia severa (que requerían hospitalización) y la demencia, especialmente en aquéllos con más de un episodio de hipoglucemia27.

Objetivos de control glucémico

El estudio United Kingdom Prospective Diabetes Study (UKPDS)28 demostró la importancia del control glucémico para disminuir el riesgo de las complicaciones microvasculares y de enfermedad cardiovascular en los pacientes diabéticos tipo 2 de reciente diagnóstico. Si bien, este beneficio requería de un buen control glucémico a largo plazo. En el caso de los ancianos frágiles, o con una expectativa de vida limitada, es dudoso que este control conlleve esos beneficios.

De este modo, en el estudio The Veterans Affairs Diabetes Trial (VADT)29 se reclutaron a 1.791 militares veteranos con DM tipo 2 de unos 11 años de evolución, con mal control metabólico (HbA1c: 8,4%) y riesgo cardiovascular elevado. Se les asignó de forma aleatoria a un grupo de control glucémico intensivo o de tratamiento estándar, con una mediana de seguimiento de 5,6 años. No se encontraron diferencias en los eventos cardiovasculares (HR: 1,07; IC 95%: 0,81-1,42; p=0,62) ni en las complicaciones microvasculares, excepto en la progresión de la microalbuminuria y en un aumento de las hipoglucemias en el grupo intensivo.

Por tanto, el control metabólico estricto en el anciano diabético con alto riesgo cardiovascular y DM tipo 2 de varios años de evolución no parece reducir la mortalidad cardiovascular y puede incrementar la morbilidad, por lo que los objetivos generales de control glucémico deberían ser individualizados, según la expectativa de vida y la dependencia funcional (tabla 1), controlando otros factores de riesgo cardiovascular. A este respecto, una expectativa de vida de 5 años podría ser un punto de corte aceptable para identificar aquellos ancianos que no se beneficiarían de un control más intensivo30.

Tabla 1.

Objetivos para el tratamiento de la diabetes en el anciano institucionalizado

Clase de funcionalidad  Objetivos  Comentarios 
Funcionalmente independiente  HbA1c: 7-7,5%Mantener una salud física adecuadaIngesta constante en hidratos de carbono. Evitar refrescos, alta cantidad de azúcar, zumos de frutas  Viven de forma autónoma, sin grandes dificultades para realizar las tareas de la vida diaria, no precisando de cuidador o mínimos apoyos. No solo padecerían de una comorbilidad como la diabetes, sino también de otras que influyeran en esta 
Funcionalmente dependientesA) FrágilesB) Demencia  HbA1c: 7-8,5%Estimular la ingesta de aguaIngesta con alto contenido proteico y de energíaHbA1c: 7-8,5%Identificar dificultades en la ingesta y plan de comidas para asegurar que no interfiera con agitaciones  Aquellos sujetos con pérdida de capacidades para realizar tareas de la vida diaria (bañarse, vestirse, cuidado personal). La categoría de fragilidad sería aquella con una combinación de fatiga, pérdida de peso, restricciones importantes de la movilidad, disminución de la fuerza, propensión a las caídas. La categoría de demencia incluiría a sujetos con alteraciones cognitivas que produzcan problemas importantes de memoria, desorientación, cambios de personalidad o que sean incapaces de cuidarse por sí mismos 
Fase final de la vida  Evitar la hiperglucemia sintomática (>270mg/dl)Minimizar la hipoglucemiaNutrición enteral o parenteral (individualizar)  Aquellos sujetos con una enfermedad médica severa o neoplasia y una expectativa de vida reducida inferior a un año 

Fuente: adaptado de International Diabetes Federation1.

Aunque estos estudios no incluyen a pacientes institucionalizados, se puede extrapolar que no se debe sobretratar a este grupo de población y que el objetivo debe ser el bienestar y la calidad de vida evitando el riesgo de la hipoglucemia.

De forma general, se han propuesto como objetivos una HbA1c de 7-7,5% para aquellos con una afectación mayor de un único sistema (y sin otras comorbilidades), del 7-8% para los ancianos funcionalmente dependientes, y de hasta el 8,5% para aquellos con deterioro cognitivo y/o fragilidad1,31.

En los pacientes terminales el objetivo es evitar la hipoglucemia y la hiperglucemia sintomática, manteniendo niveles de glucemia preprandiales entre 160mg/dl y 270mg/dl, teniendo en cuenta otros factores como la caquexia, los vómitos y el uso de fármacos diabetógenos como los corticoides1,32.

Tratamiento

El tratamiento en el anciano diabético debe individualizarse según las comorbilidades, la dependencia funcional, la expectativa de vida y las habilidades del paciente y/o cuidadores1,33. Además, hay que tener en cuenta que no es igual un anciano con una diabetes de varios años de evolución y alto riesgo cardiovascular, que el sujeto que comienza con diabetes ya con una edad avanzada. En este último caso, desde un punto de vista fisiopatogénico, el tratamiento farmacológico (tablas 2 y 3) debería ir dirigido al control de la GPP34. Por todo ello, es importante iniciar el tratamiento con dosis bajas e ir titulando progresivamente, no siendo necesario, en muchas ocasiones, alcanzar las dosis máximas, debido al incremento del riesgo de efectos adversos sin una mejoría de la eficacia del fármaco.

Tabla 2.

Recomendaciones generales del tratamiento de la diabetes en el anciano institucionalizado

Clase de funcionalidad  Objetivos  Comentarios 
Funcionalmente independiente  1.a línea: metformina (si no existe contraindicación)2.a línea: sulfunilurea (si no tolerancia metformina o contraindicada)DDP-4: considerar adición como segundo fármaco en la 1.a líneaGlinidas: control hiperglucemia pospandrial y hábitos erráticos de comida. Atención a las interaccionesInsulina basal (NPH, glargina, detemir). Añadir en 2.a o 3.a línea  Valorar premezcladas si HbA1c>8,5% 
Funcionalmente dependientesA) FrágilesB) Demencia  Evitar o suspender agentes que produzcan náuseas, alteraciones gastrointestinales y/o pérdida excesiva de peso (GLP-1, metformina)Insulina puede tener beneficios anabólicos  Utilizar fármacos con bajo riesgo de hipoglucemiaRegímenes sencillos de insulinaEducar a familiares o cuidadores para identificar la hipoglucemia 
Fase final de la vida  Valorar suspender tratamientos no necesarios y minimizar las dosis. Considerar retirar toda terapia, incluido la insulina en fase terminal  Mismas precauciones que en el grupo dependiente 

Fuente: adaptado de International Diabetes Federation1.

Tabla 3.

Resumen de las principales características de los fármacos hipoglucemiantes de uso en el anciano frágil

Grupo  Riesgo de hipoglucemias  Indicaciones  Efectos limitantes  Eliminación renal  Otros 
Biguanidas (metformina)  Bajo  Sobrepeso  AnorexiaPérdida de peso  SíContraindicadas CCr<30ml/minMonitorización anual función renalFragilidad o>80 años estimación CCR urinaria  Riesgo de acidosis láctica en situaciones agudas (comorbilidades) y/o pruebas diagnósticas 
Sulfonilureas  Alto  Útiles IMC 22-25  HipoglucemiasAumento de peso  SíEvitar vida media larga (gliburida, glimepirida y glibenclamida)  Interacciones farmacológicas (salicilatos, dicumarínicos, sulfonamidas, fibratos, alopurinol, betabloqueantes) 
Glinidas (repaglinida)  Bajo  Hiperglucemia pospandrialHábitos de comida erráticos  HipoglucemiasAumento de pesoAdministración 3 veces al día  Excreción renal<10%Metabolismo hepático  Rápida absorción. Descenso de HbA1c 1% 
Tiazolidinedionas (pioglitazona)  Bajo  Aumento de sensibilidad periférica insulina  Uso escaso por comorbilidades frecuentes en ancianidad  Retención hidrosalina, insuficiencia cardiaca y fracturas  Precauciones por alertas sobre incremento de cáncer vesical 
Inhibidores de la alfa-glucosidasa (acarbosa, miglitol)  Intermedio  Dietas ricas en hidratos de carbonoBaja eficacia  Efectos gastrointestinales    Si otros fármacos contraindicados o no se toleran 
Inhibidores de la dipeptidil peptidasa- 4 (DPP-4)  Bajo  Efectivos en monoterapia  Edemas en piernasCefaleaNasofaringitis  SíInsuficiencia renal moderada (reducción del 50% de la dosis) Insuficiencia renal grave (individualizar la molécula)Linagliptina no requiere de ajuste de dosis  Escasas interacciones farmacológicasCombinados con metformina y/o sulfonilureas y/o insulina 
Análogos del glucagon-like peptide-1 (GLP-1)  Bajo  No existe apenas experiencia de uso en ancianos  Efectos gastrointestinales (náuseas, vómitos)Anorexia    Muy limitado su uso en ancianos, sobre todo con fragilidad e institucionalizados 
Insulina  En función de las dosis  Uso extendido  Aumento de pesoInyectableLimitaciones en la autoaplicación por déficit sensorial y cognitivoHipoglucemiaMonitorización  SíReducción de dosis si aclaramiento disminuido  Adición de una dosis única de 0,1-0,2 UI/kg análogo de insulina basal (glargina, detemir) a uno o dos agentes hipoglucemiantes 
Terapia farmacológica

Las biguanidas (metformina) tienen bajo riesgo de producir hipoglucemias, pero en ancianos con fragilidad puede empeorar la ingesta calórica y producir pérdida de peso. Se debería realizar al menos una monitorización anual de la función renal, especialmente determinando el aclaramiento de creatinina en orina35, y evitarse en situaciones que aumenten el riesgo de acidosis láctica.

Las sulfonilureas tienen un riesgo incrementado de hipoglucemia en los ancianos debido a la disminución de su eliminación relacionada con la edad y la insuficiencia renal, que pueden conducir a un aumento de la vida media de estos fármacos. Por tanto, hay que evitar aquellas de vida media larga, como la gliburida, la glimepirida y la glibenclamida, mientras que las de vida media más corta, como la glicazida, podrían estar indicadas en los ancianos con un índice de masa corporal comprendido entre 22 y 25. En el caso de los ancianos frágiles institucionalizados, el riesgo de hipoglucemia relacionada con el uso de estos fármacos es aún mayor. Además en esta población es un marcador de mal pronóstico, con una supervivencia del 23% al año del episodio hipoglucémico36.

Las glinidas (repaglinida) tienen una acción más rápida (menor vida media), actúan sobre todo a nivel de la GPP y, por ello, tienen menor riesgo de hipoglucemia; podría considerarse un fármaco útil en los ancianos que tienen un hábito de comidas errático37.

Las tiazolidinedionas (pioglitazona) actúan incrementando la sensibilidad periférica a la insulina. Es un fármaco seguro en cuanto al riesgo de hipoglucemia, pero los efectos adversos de retención hidrosalina, insuficiencia cardiaca y fracturas hacen disminuir su utilización en ancianos38.

El uso de los inhibidores de la alfa-glucosidasa (acarbosa, miglitol) está limitado por su baja eficacia y la relativa frecuencia de efectos adversos gastrointestinales (flatulencia, diarrea).

Los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 son fármacos bien tolerados, que no tienen un riesgo elevado de hipoglucemias, son neutros con el peso y tienen escasas interacciones farmacológicas. Reducen los niveles de GPA y GPP, e inhiben la secreción de glucagón. Son efectivos en monoterapia y pueden ser añadidos al tratamiento con metformina y/o sulfonilureas. Aunque actualmente todavía faltan datos acerca de su seguridad y eficacia a largo plazo y, en concreto, más estudios en población anciana, son seguros en presencia de insuficiencia renal, con ajustes de dosis en los casos necesarios37,39–42.

La experiencia de uso de los análogos del glucagon-like peptide-1 en ancianos es muy limitada. Aunque son fármacos que apenas presentan riesgo de hipoglucemia, sus efectos adversos gastrointestinales, la disminución del apetito y la pérdida de peso son factores limitantes para su uso en ancianos, sobre todo, con fragilidad e institucionalizados43.

La insulina es el tratamiento más efectivo para disminuir la glucemia, si bien, en los ancianos y, sobre todo, en los que asocian fragilidad y deterioro cognitivo, precisan de una insulinización con dosis bajas, progresiva y no se deben instaurar pautas complejas. Los análogos de insulina de acción larga, aunque no han demostrado su superioridad frente a insulina NPH, tienen menos riesgo de hipoglucemias, sobre todo nocturnas44–46.

Consideraciones nutricionales

Con el paso de los años se sufren una serie de cambios en la composición corporal, como es la pérdida de masa magra, y una disminución del ejercicio y del metabolismo basal, lo que produce una disminución de los requerimientos energéticos del 20 al 30%. En este sentido, el indicador más fiable del estado nutricional deficiente en las personas mayores es el cambio en el peso corporal y toda pérdida involuntaria mayor del 5% del peso, en menos de 6 meses, debe ser evaluada47.

En los ancianos institucionalizados la desnutrición se puede desarrollar debido a la falta de opciones alimenticias adecuadas y a las restricciones dietéticas innecesarias. El uso de dietas especializadas para diabéticos no parece superior a las dietas normales no restrictivas y no aportan una mejoría del control glucémico48. Algunos estudios sugieren que las dietas especiales o terapéuticas se asocian con malnutrición en los ancianos institucionalizados10. Por lo tanto, la recomendación es que a los residentes se les sirva un menú habitual con cantidades constantes de hidratos de carbono en las comidas e intensificar el tratamiento antidiabético si es necesario49,50.

Guías clínicas

En la actualidad las guías específicas que orienten en el tratamiento del anciano diabético e institucionalizado son escasas. En este sentido, Diabetes UK publicó en 2011 una guía de práctica clínica para ancianos diabéticos en residencias51 (tabla 4). Además, recientemente la Federación Internacional de Diabetes ha elaborado una completa guía para el tratamiento del anciano con DM tipo 2 con un capítulo dedicado al anciano institucionalizado1. Otra guía de especial interés publicada por Diabetes UK aborda el tema del tratamiento de la diabetes en el paciente terminal32. Finalmente, en España se ha publicado un consenso que aborda diversos aspectos del tratamiento de la diabetes en el paciente anciano52.

Tabla 4.

Aspectos clínicos importantes a tener en cuenta en el tratamiento del paciente anciano institucionalizado:

Objetivos  Medidas 
Valoración nutricional y estrategia dietética  Reconocimiento precoz de las dificultades en la ingesta, de la malnutrición y de la hipoalbuminemia. Todos los pacientes que ingresan en una residencia, deberían tener al inicio una valoración nutricional 
Screening de diabetes  HbA1c (>6,5%) y GPA (>126mg/dl), o mediante la combinación de la GPA (>126mg/dl) y GPP (>200mg/dl) 
Plan de tratamiento y seguimiento individualizado para cada residente  Objetivos acordados entre el paciente, los familiares, el médico de cabecera o especialista habitual y el staff de la residencia (control metabólico, revisiones anuales, etc.) 
Revisión anual detallada. Revisión del plan dietético y de los principales objetivos de los cuidados  Historia clínica y valoración del tratamiento farmacológico, evaluación nutricional y funcional, agudeza visual (fondo de ojo), determinación de la función renal y el control glucémico 
Objetivos de control glucémico individualizados, primando en todo momento el bienestar del anciano  Evitar la hipoglucemia, GPA>126mg/dl y<153mg/dl. La hiperglucemia (glucemia al azar>165mg/dl) debe ser controlada para evitar la diuresis osmótica, la deshidratación y las complicaciones microvascularesEl rango adecuado de la HbA1c sería de 7-8% 
La hipoglucemia es una consecuencia importante del tratamiento  Es primordial identificar aquellos residentes con más riesgo: sobretratamiento con antidiabéticos o insulina, malnutrición, enfermedad renal, polimedicación y edad avanzada (>80 años) 
Revisión anual del riesgo de úlceras en los pies y acceso a podólogo en caso necesario.  – 
Screening de retinopatía  Educación del personal sobre la importancia de mantener la salud visual de los residentes diabéticos 
Con relación al tratamiento, hay que evitar tanto el excesivo control como el mal control metabólico.El uso de insulina requiere de un staff entrenado y enfermería con experiencia en diabetes  Individualizar según los objetivos de control glucémico, la función renal, las comorbilidades, los efectos secundarios y el riesgo de hipoglucemiaLos análogos de insulina de acción larga, glargina y detemir, han demostrado tener una menor incidencia de hipoglucemias en comparación con insulina NPH, lo que puede ser una ventaja en el anciano frágil 
Cuidados paliativos al final de la vida  No se recomiendan realizar controles de glucemia innecesarios o utilizar pautas de insulina complejasEn esta fase de la vida intentar mantener un control estricto de glucemia puede disminuir la calidad de vida y el bienestar del pacienteEl riesgo de hipoglucemia se incrementa en caso de pérdida de peso, enfermedad neoplásica, hepática o renal 
El dolor suele estar infradiagnosticado y, por lo tanto, no tratado  Los ancianos diabéticos pueden tener neuropatía periférica, artropatía de Charcot, ulceraciones en los pies y enfermedad arterial periférica como causas de dolor. Es importante que el staff de la residencia y el personal sanitario lo detecte y lo trate de manera adecuada 
Formación adecuada con relación a las complicaciones posibles de la diabetes, el tratamiento, la nutrición y el cuidado de estos ancianos del personal sanitario de la residencia y el staff  También con relación al cuidado de estos ancianos durante los periodos de enfermedad intercurrente y la derivación eficaz y adecuada al hospital en la enfermedad aguda 

Fuente: Adaptado de: Sinclair AJ, on behalf of the Task and Finish Group of Diabetes UK. Diabetes UK51.

GPA: glucemia plasmatica en ayunas; GPP: glucemia pospandrial 2 h de la ingesta.

Áreas de incertidumbre

El ámbito de muchos de los estudios analizados pudiera no incluir población anciana ingresada en centros de geriatría de larga o media estancia y organizaciones hospitalarias. Sin embargo, este tipo de población también podría ser incluida en muchas de sus conclusiones. Es decir, el concepto de institucionalización engloba a un grupo heterogéneo de ancianos, y los datos actualmente disponibles no permiten comparar grupos de diferentes instituciones o que reciban ayuda en sus mismos domicilios sociales o familiares. De todos modos, se podría considerar que los factores más influyentes en el tratamiento serían el estado cognitivo, la presencia de síndromes geriátricos y el entorno social del anciano.

Comentario del caso

Con relación al caso propuesto, se le retiraron los antidiabéticos orales durante su hospitalización y se inició una pauta de insulinización bolo-basal a dosis bajas. Tras la resolución de su enfermedad aguda, se le indicó la retirada de la glibenclamida, se disminuyó la dosis de metformina y se inició un inhibidor de la dipeptidil peptidasa-4 ajustado a su función renal.

Conclusiones

Los ancianos diabéticos e institucionalizados son una población específica para el control metabólico, en los cuales hay que individualizar cuidadosamente los objetivos y el riesgo-beneficio de la terapia farmacológica. Una buena educación diabetológica de los pacientes y sus familiares y cuidadores es primordial, teniendo especial cuidado en aquellos institucionalizados y con otros riesgos sobreañadidos de hipoglucemia.

Todos los pacientes ancianos que ingresen en una residencia deberían tener una valoración nutricional global y una estrategia personalizada de control glucémico. Se deberían reconocer de forma precoz las dificultades para la ingesta, la malnutrición, las ulceraciones en los pies y por presión, las hipoglucemias, la actividad física capaz de desarrollar y sus limitaciones, la agudeza visual y, en general, su capacidad funcional global.

Conflicto de intereses

Los autores declaran que no tienen ningún conflicto de intereses.

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