La osteoporosis es una enfermedad con alta morbimortalidad, cuya trascendencia es debida a que predispone al desarrollo de fracturas. Por ello, el tratamiento de esta enfermedad va dirigido a evitar la aparición de las mismas. Sin embargo, y a pesar de que la fractura constituye la consecuencia auténticamente trascendente del fracaso terapéutico, no debe considerarse exponente del mismo, dado que puede deberse a factores ajenos a la falta de respuesta, como puede ser la predisposición intrínseca de la enfermedad al desarrollo de fracturas o la tendencia a las caídas. Por ello, al igual que sucede en otras enfermedades, como las cardiovasculares, tenemos que utilizar otras variables para valorar la respuesta terapéutica (variables subrogadas), que, en el caso de la osteoporosis, son la densidad mineral ósea (DMO) y los marcadores de la remodelación ósea (MRO). La DMO es el marcador subrogado más próximo de que disponemos. Los fármacos actuales, además de disminuir el riesgo de fractura, aumentan la masa ósea. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los cambios en la DMO suelen ser tardíos (1-2 años), y además se discute qué criterio utilizar para definir qué variación de la misma puede considerarse significativa (¿pérdida de masa ósea con respecto al valor basal?, ¿pérdida de masa ósea mayor que el mínimo cambio significativo?). Finalmente, algunos de los fármacos utilizados en el tratamiento de la osteoporosis, concretamente los antirresortivos, reducen de forma intensa y precoz los marcadores de la remodelación, por lo que podrían ser útiles como complemento de la DMO, aunque la variabilidad de los resultados que se obtienen en la práctica clínica diaria limita su utilidad.
Osteoporosis is a disease with high morbidity-mortality that is important because it predisposes to fractures. Thus, treatment of this disease is aimed at preventing them. However, and in spite of the fact that the fracture is the truly important consequence of therapeutic failure, it should not be considered to be an exponent of it given that it may be due to factors not related with lack of response such as intrinsic predisposition of the disease to development of fractures or being prone to falls. Thus, as occurs in other diseases such as cardiovascular ones, we must use other variables to evaluate the therapeutic response (surrogated variables), which, in the case of osteoporosis, are bone mineral density (BMD) and bone remodeling markers (BRM). BMD is the closest surrogated markers we have. The current drugs not only decrease the risk of fractures but increase bone mass. However, it must be remembered that changes in BMD are generally late (1-2 years) and that there is controversy about which criterion should be used to define what variation of it can be considered significant (loss of bone mass regarding baseline value?, loss of bone mass greater than the minimum significant change?). Finally, some of the drugs used in the treatment of osteoporosis, specifically anti-resorptive ones, reduce the remodeling markers intensely and early so that they could be useful as complement of BMD, although the variability of the results obtained in the daily clinical practice limit their utility.
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