La diabetes mellitus tipo 2 se ha convertido en una verdadera epidemia y se espera un crecimiento importante en las próximas décadas. Se podría esperar, por tanto, que el impacto que ello puede tener sobre la incidencia y prevalencia de morbimortalidad cardiovascular sea de magnitudes considerables. El control metabólico (glucémico y lipídico) adecuado de los pacientes que la padecen, comenzando con programas de dieta y ejercicio y posteriormente con medidas farmacológicas, ha demostrado disminuir el riesgo de complicaciones. No obstante, diversos estudios han evidenciado que, independientemente del tratamiento utilizado, el control metabólico empeora con el tiempo. En los últimos años se ha incorporado una nueva familia de fármacos al arsenal terapéutico para tratar la diabetes mellitus tipo 2, las tiazolidinodionas o glitazonas, que aportan aspectos diferenciales respecto a otros fármacos. En este artículo se revisan los efectos metabólicos y sistémicos de pioglitazona, que recientemente ha demostrado en el estudio PROactive un efecto positivo en la prevención secundaria de episodios cardiovasculares.

Type 2 diabetes mellitus has become a true epidemic and significant growth is expected in the next decades. Thus it could be expected that the impact it may have on the incidence and prevalence of cardiovascular morbidity-mortality will have considerable magnitudes. It has been demonstrated that adequate metabolic control (glycemic and lipid) of these patients, beginning with diet and exercise programs and then with drug measures, decreases the risk of complications. However, several studies have shown that metabolic control deteriorates over time regardless of the treatment used. In recent years, a new drug family has been incorporated into the therapeutic armamentarium to treat type 2 diabetes mellitus. These are thiazolidinediones or glitazones, which have differential aspects regarding other drugs. In this article, the metabolic and systemic effects of pioglitazone, that have recently demonstrated a positive effect in the secondary prevention of cardiovascular episodes in the PROactive study have been reviewed.